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cueva

 

 

 

 

 

 

 

Las casas-cuevas de Alcalá del Júcar forman el casco antiguo de la localidad y están excavadas dentro de la montaña, aunque muchas han sido reformadas, y algunas derruidas y vueltas a construir. La vivienda típica del pueblo tiene la fachada principal de obra, que es la que podemos observar paseando por las estrechas calles de la localidad y conforme nos adentramos a la casa, vamos viendo como las habitaciones están excavadas en la roca, cuando un habitante quiere ampliar la vivienda, tiene que hacerlo trabajando a pico en la pared rocosa hacia el corazón de la montaña ampliando la vivienda según las necesidades del momento. Este tipo de vivienda nos ofrece la gran ventaja de la agradable temperatura que ofrece durante todo el año, en torno a los 20ºC independientemente de la temperatura del exterior. Cada familia tenía su cueva, en su propia casa ya que se necesitaban unos espacios particulares y privados para poder depositar las cosechas, guardar los aperos de labranza y encerrar al ganado enfermo, débiles o más flojos, para que se recuperaran en el descanso y silencio que allí dentro de la cuevas respiraba. Solo durante el periodo invernal.

La geología del terreno permitió sin duda el entramado de “túneles” y cuevas en todo el espacio urbano de Alcalá del Júcar y sus intermediaciones. Estas construcciones fueron durante el tiempo perfiladas o rediseñadas para adaptarlas a las numerosas necesidades, defensivas o económicas y familiares, que fueron surgiendo a las comunidades campesinas. Son varias las cuevas artificiales exploradas en la localidad, que excavadas por el hombre, están situadas dentro del mismo casco urbano o en los alrededores de Alcalá del Júcar. Por ejemplo en el Bolinche Manazas, conocido peñón situado junto a la montaña del castillo, se han explorado multitud de antiguas cuevas, ahora en un estado muy deteriorado, pero que muestran que en la antigüedad sirvieron de almacén, de criadero de aves y resguardo para los habitantes, teniendo una de ellas en su interior incluso un pozo, que todavía subsiste hasta nuestros días,  que se cree que llega hasta el nivel del propio río Júcar. Este es el pozo  que servía para que los “soldados moros” descendieran al río a recoger agua para el abastecimiento de la fortaleza. Hay otra cueva, de las más grandes, que tiene en su interior más de 180 columbarios (palomares excavados en la misma roca) que estaba íntegramente destinada a la cría de palomas. La carne de paloma era un complemento importante en la dieta. Dicen que antiguamente, cuando alguien enfermaba, podía pedir permiso al ayuntamiento, siempre con prescripción médica, para sacrificar una de las aves, con la que preparar un “caldo” que sanara al enfermo.

Aunque son muchas, como decimos, las cuevas de la localidad, tenemos en concreto tres, que destacan sobre todas por ser las más conocidas, grandes y características de la localidad, además de ser las únicas que se pueden visitar y situadas dentro del casco urbano: Cueva del Diablo, Cueva de Garadén y Cueva de Massagó de gran interés turístico.

www.casasdelherrero.com

Tolosa-Alcalá del Júcar

 

 

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